sábado, 13 de julio de 2013

Ayer mi hija María cumplía 20 años y con ello, la satisfacción de un proyecto bien encausado.

Hace nada, era el año de las secuelas del 92, cuando apareció en nuestras vidas un angelito de cara sonrosada y carnosos labios rojos. En aquellos días, recuerdo la sensación de miedo ante tan diminuta persona, recuerdo los miedos de si sabríamos educarla según nuestra escala de valores, recuerdo los miedos por su salud y las idas a urgencia de la que salíamos en más de dos ocasiones a hurtadillas. Estrenábamos una Paternidad para la que no nos sentíamos muy bien preparados y para la que el único manual era un libro que nos regalaran “El niño feliz”.

Hoy veinte años después, es una persona tenaz, trabajadora, con consciencia social, a veces pienso que muy madura para su edad, amante de sus hermanas, algo arisca (Herencia Grajea), con un arcado carácter (Herencia Casado), con momentos de dulce ternura (Herencia Palacios) y con las cosas muy claras (mucho más que yo con sus años). En definitiva, que me siento enormemente orgulloso de ella y siento que nuestra labor no ha sido tan mala como los parciales de autoevaluación que me suelo hacer.

Gracias María por permitirme ser parte de ti. Gracias Carmen Palacios por las hijas que me has dado. Gracias, maravillosa biología por permitirme tener 3 maravillosas hijas, Gracias Madre por darme esta oportunidad, Y gracias padre por construir la base sobre la que crecieron y crecen estos seres tan maravillosos.

Y aun a riesgo de parecer cursi (¿Más aún?), sé que no te gusta que haga estas demostraciones en público… Pero solo soy un padre normalito y me gusta compartir mi orgullo.

Te quiero canija. Y… sigue siendo tú, que me encantas.

1 comentario:

  1. Joer tito que lo he leido y hasta me he emocionado!!! Ya te sigo en tu blog y poco a poco iré leyendo lo que publiques.
    Un besote muy grande!!!!!

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