Ayer mi hija María cumplía 20 años y con ello, la satisfacción de un proyecto bien encausado.
Hace nada, era el año de las secuelas del 92, cuando apareció en
nuestras vidas un angelito de cara sonrosada y carnosos labios rojos. En
aquellos días, recuerdo la sensación de
miedo ante tan diminuta persona, recuerdo los miedos de si sabríamos
educarla según nuestra escala de valores, recuerdo los miedos por su
salud y las idas a urgencia de la que salíamos en más de dos ocasiones a
hurtadillas. Estrenábamos una Paternidad para la que no nos sentíamos
muy bien preparados y para la que el único manual era un libro que nos
regalaran “El niño feliz”.
Hoy veinte años después, es una persona
tenaz, trabajadora, con consciencia social, a veces pienso que muy
madura para su edad, amante de sus hermanas, algo arisca (Herencia
Grajea), con un arcado carácter (Herencia Casado), con momentos de
dulce ternura (Herencia Palacios) y con las cosas muy claras (mucho más
que yo con sus años). En definitiva, que me siento enormemente orgulloso
de ella y siento que nuestra labor no ha sido tan mala como los
parciales de autoevaluación que me suelo hacer.
Gracias María por
permitirme ser parte de ti. Gracias Carmen Palacios por las hijas que me
has dado. Gracias, maravillosa biología por permitirme tener 3
maravillosas hijas, Gracias Madre por darme esta oportunidad, Y gracias
padre por construir la base sobre la que crecieron y crecen estos seres
tan maravillosos.
Y aun a riesgo de parecer cursi (¿Más aún?), sé
que no te gusta que haga estas demostraciones en público… Pero solo soy
un padre normalito y me gusta compartir mi orgullo.
Te quiero canija. Y… sigue siendo tú, que me encantas.
Joer tito que lo he leido y hasta me he emocionado!!! Ya te sigo en tu blog y poco a poco iré leyendo lo que publiques.
ResponderEliminarUn besote muy grande!!!!!